El arte del encore: las obras favoritas de los bis

El arte del encore: las obras favoritas de los bis
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Si alguna vez una melodía te ha hecho llorar, es probable que uno de estos violinistas estuviera detrás.

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La palabra «encore» nos evoca imágenes de aplausos entusiastas, luces brillantes y la anticipación palpable que se siente en el aire después de un recital. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué hay detrás de la selección de esas obras que los músicos eligen para el bis? En “El arte del encore: las obras favoritas de los bis”, exploramos la magia, la emoción y la técnica que encierran estas piezas elegidas, destacando su papel significativo no solo en el repertorio de un intérprete, sino también en la conexión emocional con el público. Desde clásicos del repertorio violinístico hasta obras menos conocidas que sorprenden y deleitan, el bis se convierte en un auténtico arte en sí mismo.

El bis: un momento decisivo

El bis es el momento culminante de un recital: ese instante en que el público, aclamando al artista, crea una atmósfera que transforma el concierto en una experiencia verdaderamente mágica. Coaches y músicos saben que dicho momento no debe ser tomado a la ligera; elección y ejecución pueden dejar huella en la memoria colectiva de los asistentes. Así, la obra que se escoge para este llamado adicional a menudo se convierte en un reflejo del propio intérprete.

Obras clásicas que nunca fallan

Ciertas piezas se han convertido en clásicos indiscutibles en el repertorio de bis. A menudo, estas obras resonarán profundamente tanto en los músicos como en su audiencia. Algunos ejemplos incluyen:

  • La meditación de “Thais” de Jules Massenet: llena de lirismo y emoción, esta obra evoca sentimientos profundos y es perfecta para dejar un impacto duradero.
  • El Sarabande de la “Partita No. 2” de Bach: una elección íntima que, con su belleza austera, toca el alma de los oyentes.
  • Czardas de Vittorio Monti: un tour de force técnico que deja boquiabiertos a los espectadores, ideal para culminar un recital con un poco de pasión y virtuosismo.

El poder de la elección personal

Algunos intérpretes prefieren elegir piezas menos convencionales, aquellas que reflejan su personalidad y estilo, o que incluso poseen un significado especial. Un buen ejemplo de esto es el “Concerto for Two Violins” de Vivaldi, que no solo ilumina la brillantez técnica del intérprete, sino que puede involucrar a otros músicos en una interacción emocionante. Esto despierta la curiosidad del público y crea una atmósfera de camaradería y complicidad.

La conexión emocional con el público

La selección de la obra para el bis no solo está dictada por el deseo de mostrar competencias técnicas, sino también por la intención de establecer una conexión emocional. Aquí, el empatizar con el público se convierte en una prioridad. Considera, por ejemplo, cómo una melódica pieza de Schubert puede evocar nostalgia o una vibrante obra de Piazzolla puede hacer que el público se mueva al ritmo del tango.

Una perspectiva cultural global

El bis no solo es parte de la tradición clásica occidental. En distintos contextos culturales, lo que se elige para repetir puede variar ampliamente. En algunos lugares, se prefiere el repertorio folclórico local, que resuena más con las experiencias vividas del público. Esto demuestra cómo el arte del encore trasciende las fronteras, permitiendo a los intérpretes conectar con la audiencia de una manera única.

La técnica detrás de un gran bis

Para los violinistas, el bis puede ser tanto un desafío como una oportunidad. Deben estar preparados para ejecutar piezas que, a menudo, no están en su programa habitual. Esto requiere una técnica depurada, flexibilidad y la capacidad de ajustarse a las exigencias del momento. ¿Recuerdas a esos virtuosos que, tras una hora de interpretación, se lanzan a una variación en un famoso tema? ¡Eso es arte!

Las preferencias de los grandes intérpretes

Grandes violinistas como Itzhak Perlman o Anne-Sophie Mutter han sido conocidos por elegir obras que no solo desafían su habilidad técnica, sino que también reflejan sus influencias e historias personales. Perlman a menudo recurre a la música de su tierra natal, mientras que Mutter hace una mezcla de repertorio clásico y contemporáneo, llevándonos a un viaje emocional que nos deja anhelando más. Estas selecciones son un testimonio del compromiso de cada intérprete con su arte.

Ahora que conoces un poco más sobre el arte del encore y las obras favoritas de los bis, la próxima vez que estés en un concierto, presta atención a la obra elegida y lo que esta dice sobre el intérprete. ¿Cuál será la próxima joya musical que el público aclamará? ¡Solo el tiempo y el arte lo dirán!

Para entender la grandeza del violín, hay que conocer a quienes lo llevaron al límite.

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