En el vasto océano de la música, hay una obra que se eleva por encima de todas: una creación que, mientras se despliega en el aire, se va construyendo a sí misma, aún antes de que el último acorde se desvanezca. Hoy, desde mi trinchera como productor musical, me adentraré en este concepto fascinante: ¿qué significa que una obra se componga a sí misma mientras suena? Es un viaje que trasciende la meramente estética y se adentra en la esencia misma de lo que significa crear música.
La música como un ente vivo
La música tiene esa magia inigualable de poder postularse como un ser orgánico, en el que cada nota, cada pausa y cada silencio cuentan. Pausémonos un instante en esta idea, porque cada vez que un músico se sube al escenario, no solo presenta un repertorio previamente establecido, sino que se embarca en un proceso de creación instantánea que está muy cerca de la improvisación. Esta dinámica desafía la noción tradicional de la composición, donde cada elemento se propone de antemano, y la transforma en un diálogo continuo.
La improvisación: el corazón de la creación
La improvisación es fundamental en este contexto. Cuando músicos se reúnen en una jam session, cada uno aporta una voz que puede redefinir la obra en cuestión. Aquí es donde el concepto de obra auto-compositiva cobra sentido. La magia ocurre cuando los sonidos fluyen creando un ecosistema musical en constante evolución. Esto se traduce en:
- Interacción dinámica: Cada músico responde a lo que los otros están haciendo, generando una conversación musical viva.
- Repetición y variación: Las ideas iniciales se repiten, pero a medida que avanzan, sufren transformaciones que las enriquecen.
- Cambio instantáneo: Un solo de guitarra puede surgir de una línea de bajo pegajosa, y de repente, la pieza ya no es la misma.
¿Qué papel juega la audiencia en esta creación?
No podemos olvidar a un elemento clave: la audiencia. Ellos son los aliados silenciosos en el proceso, la gasolina que enciende la chispa de la creatividad. En las presentaciones en vivo, la energía del público alimenta el proceso creativo y, en muchos casos, los músicos se ven llevados por la colección de vibraciones que emana de sus seguidores. Al final del día, la obra se compone a sí misma mientras suena, no solo por los músicos, sino también por la energía colectiva.
El arte del feedback
El feedback inmediato que recibe un artista, ya sea en forma de aplausos, vítores o incluso silencios reveladores, puede modificar drásticamente el rumbo de una actuación – llevándola a derroteros inesperados. Este fenómeno se observa en diversos géneros, desde el jazz hasta la música electrónica, donde las interacciones en tiempo real son clave. El efecto es que la obra no solo finaliza al terminar la última nota, sino que continúa en la memoria de quienes la escucharon, replicándose en formas nuevas y variadas.
Cierre: La música como un viaje infinito
Así que, al final, cuando me preguntan sobre qué obra se compone a sí misma mientras suena, puedo afirmar que la respuesta no reside solo en la composición final, sino en el proceso mismo. La obra se forma y se transforma a partir de una interacción rica y continua: un viaje sin fin que cobra vida en cada actuación, en cada escucha y en cada latido. Este es el verdadero poder de la música. Cada nota es un fragmento de un todo en constante evolución, y lo que parece una simple melodía se convierte en un universo sonoro que nunca deja de expanderse.
Así que la próxima vez que escuches una obra en vivo, detente un momento para apreciar no solo las notas, sino el proceso que ocurre en ese mismo instante. Porque aquí está la magia: la música nunca deja de componer su propia historia mientras suena.
Lo que acabas de leer forma parte de un especial sobre datos curiosos del mundo musical.
1980, Barcelona, España.
Ingeniero de sonido, mezcla y mastering.
Guitarrista y compositor de música.
Ha lanzado 4 álbumes, 9 EPs y decenas de sencillos de diferentes géneros musicales.
También ha mezclado, masterizado y grabado para innumerables artistas independientes.
Fotógrafo y dibujante por afición.